Biografía del 1900: una «Petite Histoire»

Melchor Almagro San Martín
BIOGRAFÍA DEL 1900
Col. “Biblioteca de Granada”, Granada, Universidad de Granada, 2013 (Edición y estudio introductorio de Amelina Correa Ramón), 530 pp.

La lectura de algunas novelas y textos sirve para ilustrar un momento determinado de la Historia y suple, por una vía diferente, el manejo de los muchas veces farragosos y confusos libros sobre historiografía, abundantes en fechas y nombres que tantas veces en lugar de aportar claridad sobre el período que en ellos se estudia traen, por el contrario, tedio, modorra y confusión. Guardo en mi memoria la impresión que me produjo La raíz rota, novela de Arturo Barea que, ambientada en 1949, narra de una manera ejemplar el Madrid de la posguerra, en un paisaje sociológico de miseria material y moral, poco proclive al entusiasmo, que le convierte, por su realismo, en un notable fresco del sombrío mundo ambiente.

Pues bien, enlazando con la idea anterior, encajaría como un guante el libro que ahora se reseña. Agotado desde hace años, pese a ser un libro que siempre ha estado accesible en los anaqueles y mesas de las librerías de lance y ocasión, se echaba en falta una nueva edición de Biografía del 1900, obra del escritor e intelectual de polifacética personalidad y variadas inquietudes Melchor Almagro San Martín (Granada, 1882 – Madrid,1947) que ahora, bajo el sello de la Editorial Universidad de Granada y dentro de su novedosa colección “Biblioteca de Granada”, acaba de ponerse a la venta. Amelina Correa Ramón, catedrática de la Universidad de Granada, ha sido la responsable de su estudio introductorio, que se acompaña de una muy completa bibliografía, que incluye libros, conferencias, prólogos, epílogos, ediciones actuales, colaboraciones en publicaciones periódicas, etc., etc., y cuya meticulosidad en la revisión del texto, ¡con nada menos que 478 notas a pie de página!, sirve para informar, como de si un diccionario biográfico (y de época) se tratara, del qué era qué y del quién era quién en ese reservado, exclusivista y jerarquizado mundo de la actividad política y de los centros de poder, donde se fraguan los destinos de la nación, y de la alta sociedad, a rebosar de títulos nobiliarios consolidados a lo largo de varias generaciones, con extensa genealogía, que incluía a algún Grande de España, y cuyas idas y venidas por los opulentos salones aristocráticos no pasaban desapercibidas en las páginas de los “Ecos de sociedad” de los principales diarios, ya fueran de la mañana, de la tarde o de la noche. La llegada del buen tiempo propiciaba las garden-parties y la llegada del verano la huída de Madrid, camino de algún balneario o alguna playa de moda, San Sebastián o la vecina Biarritz.

Estudiosa de la literatura española contemporánea, no es la primera vez que Amelina Correa centra sus investigaciones en la vida y obra de este interesante y, por ser viajero de todos los caminos, cosmopolita escritor, y ya en 2001 publicaba Melchor Almagro San Martín. Noticia de una ausencia (Granada, Ficciones) al mismo tiempo que desde hace años pone sus energías en la recuperación de autores del patrimonio literario andaluz que están injustamente olvidados. Su Poetas andaluces en la orbita del modernismo, en dos volúmenes, es, en palabras del hispanista inglés Richard A. Cardwell, “de imprescindible lectura para el estudioso del momento finisecular”, por no mencionar, entre otros, sus trabajos y ensayos varios sobre escritores andaluces, tales como el granadino y exquisito orientalista Isaac Muñoz, la escritora espiritista sevillana Amalia Domingo Soler, el también sevillano y escritor bohemio por antonomasia Alejandro Sawa, cuya biografía Alejandro Sawa, luces de bohemia obtuvo en 2008 el Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías.

Edición revisada y comentada

Estamos, y esto es importante resaltarlo, ante una edición que, sin ningún género de dudas, yo califico de definitiva, la primera revisada y comentada desde 1944, año en el que vio la luz la que hasta ahora era la segunda y última, que incluía vistosas acuarelas de Eduardo Vicente así como las correcciones del autor, ya sin el sarpullido de erratas, a la primera de 1943, publicadas ambas por la prestigiosa Revista de Occidente. Ha habido, pues, que esperar casi setenta años para poder volver a disfrutar de este hermoso libro, el más emblemático y conocido de su autor, que, colocado entre los de Ramón Gómez de la Serna y José Gutiérrez Solana, por citar dos escritores por los que siento una no disimulada debilidad, no debería faltar en una biblioteca de temática madrileña y, desde luego, en la de todo lector que esté interesado en los sucesos y sucedidos del fin de siglo.  

Biografía del 1900, libro mayoritariamente bien recibido en su día por la crítica literaria y ampliamente reseñado, tiene un importante componente de crónica, aderezada con jugosas informaciones, ya que Melchor Almagro lo mismo escribe sobre el Madrid mundano y juerguista que frecuenta las tascas y los espectáculos diversos, tales como el circo, el teatro y la farándula, tan sugerentes, que da cuenta de las tendencias de la última moda, recién llegada de París, de la inauguración del alumbrado público en las calles o del primer automóvil eléctrico que circuló por Madrid, sin olvidarse en las apuntaciones de su diario de alusiones varias a ciudades andaluzas como Sevilla o Granada, su ciudad natal.

Algunas páginas, como las que describen el madrileño Barrio de Tetuán, en aquél tiempo con la inseparable coletilla “de las Victorias”, entonces aún en el extrarradio, o las que fijan la atención en la fiesta taurina tienen, por su estilo, un marcado carácter solanesco. Excepcionalmente, dedica una entrada a la bohemia literaria, sin olvidarse de los frecuentes banquetes conmemorativos y las activas tertulias literarias que se sucedían en los diferentes cafés, y otra, muy divertida, a la Universidad Central, donde Melchor Almagro cursó gran parte de sus estudios universitarios.

Memorias no diplomáticas

Biografía del 1900 no es un libro de sus vivencias como diplomático (sería en 1910 cuando ingrese en el Cuerpo Diplomático), del estilo de los que escribió su coetáneo Francisco Agramonte (1880-1966), que llegó a ser director de la conocida colección de novela popular El Cuento Semanal, tras ser desplazado de su dirección su fundador Eduardo Zamacois, y cuya obra, de llamativo título, El frac a veces aprieta. Anécdotas y lances de la vida diplomática, ha sido reeditado en 2008 por la editorial coruñesa Ediciones del Viento, no es tampoco una novela, aunque como tal se puede leer, sino una petite histoire o “pequeña historia” que Ángeles Villarta asimila “a un subgénero de origen francés, en el que Almagro era considerado en la época un maestro”, confesando él mismo al final de su prólogo a Biografía del 1900 que su “propósito estriba sólo en servir al lector, nuestro señor, para distraerle y tal vez enseñarle con estas notas, que en algo podrán servir algún día a la Historia. Y esto ya vale la pena”. Melchor Almagro escribe sobre esa aristocracia del 1900 que tan bien conocía y, con introspección, meses antes de su publicación, reflexionaba en un artículo de prensa, sin embargo, con estas palabras que, bien se pudiera decir, conservan su plena vigencia en nuestros días: “Frente a la predisposición humana, tan de nuestro tiempo, hacia la superchería y la falsedad: imitaciones, sustitutivos, fraudes, sentimientos fingidos, joyas de bisutería, cabellos teñidos, pieles de conejo o gato por armiños o zorro azul, con que tratamos de engañarnos unos a otros y a nosotros mismos, la naturaleza se nos presenta siempre auténtica, sincera y exacta cumplidora de las leyes eternas. El hombre delinque y peca, la naturaleza no delinque ni peca jamás”.

Sorpresa libresca y recomendación de lectura

El ejemplar de la primera edición que obra en mi poder fue adquirido en una feria del libro viejo y antiguo y, como curiosidad, como sorpresa que a veces depara el interior de un libro usado, incluía el recorte, ya amarillento, de la crítica literaria que escribió Azorín al poco de aparecer el libro, publicada en el diario ABC el 14 de noviembre de 1943, pero también otro recorte, también del diario ABC, que daba cuenta del fallecimiento en San Sebastián de la condesa de Requena, más conocida por su nombre de Gloria Laguna, figura destacada de fiestas mundanas y populares, amiga personal de Almagro San Martín que aparece citada en el libro en numerosas ocasiones, y es que por sus páginas desfilan todo tipo de personajes y acontecen infinidad de acontecimientos, chismes y anécdotas que desmienten esa conocida frase de que como en casa en ningún sitio.

Es una verdadera lástima que el año sólo tenga doce meses y no veinticuatro, para así poder seguir disfrutando en compañía de su autor de este Madrid pretérito porque, y cito sus palabras sin cambiar una coma, “un día más, cuando se va a morir, resulta mucho, así como no cuenta cuando se nace”.

Confío en que esta nueva edición, tan cuidada, sirva para recuperar su memoria y la presencia de este imprescindible libro, ahora en las librerías de nuevo. En estos tiempos de crisis y tijeretazos, nada mejor que, de la mano de don Melchor, primo carnal, por cierto, de Melchor Fernández Almagro (en la “Wikipedia” se advierte que no debe confundirse con Melchor Almagro), otro escritor que, pese al amplio reconocimiento que  obtuvo en su momento como crítico, historiador y periodista, hoy está periclitado por el paso pero también por el implacable peso de los años, nada mejor, decía, que leer este libro para, evadiéndose del aquí y del ahora, retrotraerse a una época en que, pese a estar aún muy reciente en la memoria colectiva el desastre colonial de 1898, en que se perdieron las últimas colonias, todo sucedía sin esa sensación de vértigo que, por desgracia, irrumpiría frenéticamente años después con la Gran Guerra, cuando en verdad comenzó el siglo XX. Por ser, como escribió un crítico, “literatura de buenos quilates” la que encierran estas páginas, recomiendo que no se pierdan su lectura.